Tribunas

Las tribunas y corredores de Santa María permiten acoger a un mayor número de fieles, dar cabida a una comunidad más numerosa. Esta comunidad es la que celebra, la que escucha y acoge la Palabra de Dios, la que reza y canta, la que es invitada a la mesa de la Eucaristía, la que confiesa sus pecados, la que invoca a la Virgen. Y en la Basílica esta última acción es especialmente significativa en las grandes solemnidades: en la Pascua de Resurrección, en la Asunción de María y en la festividad de la Venida de la Virgen que rememora el hallazgo milagroso de la imagen de la Patrona de Elche.

Mediante la escalera de la sacristía, la del órgano y la del campanario se puede acceder al piso superior del templo en el que se hallan las tribunas y sus correspondientes balcones: cuatro en el presbiterio, ocho en la nave, uno sobre cada una de las capillas laterales, y el conjunto se completa con los corredores de los cruceros, el de la puerta del Sol y el balcón del órgano, y el situado sobre la puerta Mayor. Todas estas tribunas y corredores permiten ampliar la capacidad del templo en aquellas ceremonias cuya afluencia de fieles así lo exige, especialmente en las celebraciones del Misterio de Elche.
Desde esta parte de la iglesia pueden contemplarse con mayor detalle los ventanales del tercer cuerpo de esta nave, situados sobre su cornisa superior, decorados con pilastras laterales y rematados con pirámides con esferas y pebeteros flamígeros y adornados con vidrieras, construidas entre 1957 y 1958 por la empresa Mauméjean Hermanos, de Madrid. Las ventanas de la nave central muestran vidrieras con imágenes referidas a los cinco misterios dolorosos y los dos primeros gloriosos del santo rosario: Oración de Jesús en el Huerto, Flagelación, Coronación de espinas, Jesús con la cruz a cuestas, Muerte de Jesús en la cruz, Resurrección y Ascensión. Las del ábside están decoradas con los cinco misterios gozosos: la Anunciación de María, la Visitación de María a su prima Santa Isabel, la Natividad, la Presentación del Niño Jesús en el templo y Jesús perdido y hallado en el templo.
En el ventanal de la puerta del Sol se contempla otra vidriera que representa la imagen de la Virgen de la Asunción vestida con el manto penitencial de color morado. Fue donada en 1911 por el arquitecto ilicitano Marceliano Coquillat y Llofriu y construida por la casa L. Dietrich de Barcelona. Y en su ventana superior, sobre la segunda cornisa, otra vidriera realizada en 1958 nos muestra al soldado guardacostas Francisco Cantó en el instante de hallar el arca misteriosa con la figura de la patrona de Elche en la playa del Tamarit, el 29 de diciembre de 1370.
En el crucero del Evangelio, sobre su puerta, se levanta el órgano que da nombre a la misma. Sabemos que originariamente el órgano de Santa María estuvo situado sobre la puerta Mayor del templo, pero en 1744 se trasladó al lugar que hoy ocupa. En 1754, como hemos indicado, se construyó un magnífico instrumento, obra de Leonardo Fernández de Ávila, uno de los mejores organeros del momento. Su caja fue tallada por el escultor ilicitano Ignacio Castell y visada, entre otros, por el célebre imaginero murciano Francisco de Salzillo. Desgraciadamente, este órgano barroco fue destruido en el incendio de la iglesia de 1936 y en la posguerra fue sustituido por otro construido en 1948 por la empresa Organería Española de Madrid.

El instrumento actual ha sido realizado por el maestro organero Gerhard Grenzing, con caja de madera tallada por José Ignacio Boix, que imita al órgano barroco, según el proyecto de restauración realizado en su momento por el arquitecto Antonio Serrano Peral. Consta de tres mil veintitrés tubos, cuarenta y seis juegos en diferentes registros, tres teclados y pedalero. El proyecto de construcción fue liderado por el Patronato del Misteri d’Elx y contó con la ayuda de la Generalitat Valenciana y de Cajamurcia. Tras el desmontaje del órgano anterior y el montaje del actual, que duró varios meses, se inauguró el mismo con un concierto a cargo del Rvdo. José Enrique Ayarra, canónigo organista de la Catedral de Sevilla, efectuado el 18 de mayo de 2006.
También podemos apreciar la cúpula de la iglesia, especialmente sus pechinas decoradas en alto relieve, obra, como hemos señalado, del escultor José Artigues (1727). Entre rocallas y querubines, se muestran las figuras de los cuatro evangelistas sostenidos sobre cúmulos de nubes, que portan en sus manos el libro del evangelio y una pluma. Sobre la cabeza de cada figura, dos ángeles niños sostienen una corona de la que, en su parte inferior, asoma un querubín. El extremo inferior de la pechina se ornamenta con otro querubín con las alas extendidas y la correspondiente figura del Tetramorfos: el hombre, como símbolo de San Mateo, el león, de San Marcos, el águila, de San Juan y el toro, de San Lucas.
Los ocho ventanales de la cúpula están decorados con vidrieras de la citada casa Mauméjean Hermanos, construidas en 1958. Muestran diversas escenas del Misterio de Elche: María y su cortejo al pie del andador, llegada de la Mangrana al cadafal, María pide al ángel poder despedirse de los apóstoles, los apóstoles saludan a María e inician el canto de la Salve Regina, la «Judiada», con el milagro de las manos engarfiadas, conversión y bautismo de los judíos, entierro de la Virgen y Asunción de la Virgen coronada en el Araceli.
En la cornisa superior del templo puede contemplarse, sobre la capilla de San Agatángelo, un fragmento ennegrecido como testigo de los efectos del incendio de 1936 y de los trabajos de restauración de la posguerra.