Misteri d’Elx

La Festa o Misterio de Elche

 

El Misterio de Elche que se celebra en Santa María desde hace, al menos, cinco siglos, nos ofrece, con un envoltorio musical y artístico de gran hermosura, un mensaje de esperanza. La muerte, que fue vencida por Cristo con su resurrección, no será nuestro final. Y María, que es primicia de toda la humanidad, lo demuestra con su Asunción y Coronación gloriosa de manos de la Santísima Trinidad. Ella, que es hija del Padre, madre del Hijo y templo del Espíritu Santo, nos señala el camino al resto de los hombres.
La Festa o Misterio de Elche es la celebración que la ciudad de Elche dedica anualmente a su Patrona, la Virgen de la Asunción. Destaca de manera especial la representación de un drama religioso de raíces medievales, dividido en dos partes, que se escenifica, se canta y se vive en el interior de la Basílica de Santa María durante los días 14 y 15 de agosto. El Misterio muestra la muerte, Asunción y Coronación de la Virgen María y presenta numerosos aspectos artísticos e históricos de gran importancia. Es la única obra de sus características que se ha celebrado sin interrupciones significativas desde finales del siglo XV hasta nuestros días, a pesar de las disposiciones derivadas del Concilio de Trento. Se trata de la principal celebración comunitaria de los ilicitanos y de una muestra única y excepcional del teatro religioso europeo de tradición medieval. Fue declarada Monumento Nacional el 15 de septiembre de 1931 y Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad el 18 de mayo de 2001.
Su argumento está basado en los apócrifos asuncionistas refundidos en el siglo XIII en la Leyenda Áurea de Jacobo de Varazze, que tuvo una gran difusión en la Europa medieval. Aunque el nacimiento del Misterio no ha podido ser determinado y la tradición local nos habla de su origen milagroso ligado a la Venida de la Virgen, las investigaciones apuntan a la segunda mitad del siglo XV como la época más probable de su puesta en marcha.
Es totalmente cantado. Presenta cantos monódicos, basados en el gregoriano medieval, y un destacado apartado polifónico que se introduce en el siglo XVI de la mano de músicos como el canónigo Ginés Pérez, Bernardino de Ribera o mosén Lloís Vich, quien también fue organista de Santa María. Su texto literario, versifi cado, está escrito en valenciano, con algunos versos en latín, tomados de la liturgia. Precisamente, su origen litúrgico hace que todos sus intérpretes sean varones y que los personajes femeninos estén representados por niños.
Para su desarrollo escénico se vale de una compleja tramoya que convierte la cúpula del templo, situada a unos veinticinco metros de altura, en el cielo. Desde el mismo descienden, sujetos a una gruesa maroma, tres artefactos aéreos ocupados por niños y adultos que figuran ser personajes del mundo celeste: la Mangrana, con el ángel que anuncia a María su cercana muerte, el Araceli, en el que se produce la Asunción de la Virgen, y la Coronación en la que interviene la Santísima Trinidad.

Actos preliminares

 

Las representaciones tradicionales del Misterio de Elche, en dos jornadas o partes, tienen lugar en las tardes del 14 y 15 de agosto. Pero los días preliminares se desarrollan una serie de trabajos preparatorios.
Alrededor de la festividad de San Jaime Apóstol (25 de julio), se instala en la cúpula del templo la gran lona pintada que simula el cielo y las maquinarias y tablados necesarios. Desde ese momento hasta el 10 de agosto queda la maroma que sujetará los aparatos celestes atirantada por un contrapeso de piedras, de manera que no gire durante la escenificación. También se levanta en el crucero del templo el tablado o cadafal en donde cantan los personajes «humanos» de la obra: la Virgen María y sus compañeras, los apóstoles y los judíos. A este escenario se accede mediante un pasillo en rampa o andador, que se inicia en la puerta Mayor de la iglesia.
El 10 de agosto, tiene lugar la llamada Prueba del Ángel en la que, además de comprobar el perfecto funcionamiento de la tramoya aérea, se prueba también la serenidad de los personajes que intervendrán, especialmente la de los niños que participan por vezv primera. Se trata de un acto informal en el que los niños, cantores y espectadores, son los principales protagonistas.
Los días 11, 12 y 13 se escenifican los llamados Ensayos Generales. Son unas representaciones extraordinarias, destinadas de manera especial a visitantes y estudiosos, en las que tienen lugar en una misma sesión los dos actos del Misterio, separados por un breve intermedio. Para el acceso a los mismos es preciso adquirir la entrada correspondiente, que ofrece el Patronato del Misteri d’Elx, entidad encargada de la organización de la Festa.
En la noche del 13 de agosto se desarrolla en toda la ciudad la llamada Nit de l’Albà, que representa el punto de arranque de la festividad tradicional. Desde todas las terrazas ilicitanas se disparan infinidad de cohetes y más de trescientas palmeras de fuegos artificiales durante una hora ininterrumpida, en una ofrenda de luz y sonido a la Virgen en la víspera de su Dormición. A la media noche en punto se lanza desde el campanario de la Basílica la llamada «palmera de la Virgen» que por unos instantes ilumina la ciudad y hace que, como señala la consueta de 1625, la noche se convierta en día.

La «Vespra»

 

En la tarde del 14 de agosto, tras el canto de las solemnes Vísperas de la Asunción en el mismo escenario del Misterio de Elche, tiene lugar la primera parte del mismo, conocida como la Vespra (Víspera). Las puertas del templo están abiertas y tanto el interior de la iglesia como sus alrededores se llenan de público. La Virgen María, representada por un niño de corta edad, manifiesta su deseo de reunirse con su Hijo. Le acompañan María Salomé, María Jacobea y seis ángeles, también niños, que la asisten en su ascenso por el andador y en la visita que realiza al Huerto de Getsemaní, al Calvario y al Santo Sepulcro.
Ya en el cadafal, María se arrodilla sobre un lecho y vuelve a manifestar su deseo de ver pronto a Jesús:

Gran desig m’ha vengut al cor
del meu car Fill ple d’amor,
tan gran que no ho podria dir
on, per remei, desig morir.

 

Gran deseo me ha venido al corazón
de mi querido Hijo lleno de amor,
tan grande que no lo podría decir
y, por remedio, deseo morir.

Como respuesta a su plegaria, el cielo abre sus puertas y envía un mensajero. Un ángel desciende en el interior de la Mangrana (en realidad, una nube), aparato que aparece cerrado y que, tras bajar unos metros, se abre en ocho gajos o alas. El niño que representa al ángel porta en sus manos una palma dorada y manifiesta a María que pronto verá cumplidos sus deseos:

Déu vos salve Verge imperial,
Mare del Rei celestial,
jo us port saluts e salvament
del vostre Fill omnipotent.

 

Dios os salve Virgen imperial,
Madre del Rey celestial
yo os traigo saludos y salvación
de vuestro Hijo omnipotente.

El ángel entrega a María la palma, con el encargo de hacerla llevar en su entierro, y en su regreso al cielo, confirma la petición de ésta en el sentido de poder ver por última vez a los apóstoles. Llega San Juan quien recibe el encargo de portar la palma celestial. Tras él aparece San Pedro, con las llaves simbólicas y representado por un sacerdote. Después, el resto de los apóstoles con la excepción de Santo Tomás. Tres de los discípulos se encuentran previamente en el andador y manifiestan su extrañeza por haber sido llevados milagrosamente desde sus respectivos lugares de predicación hasta Jerusalén:

Oh, poder de l’ Alt Imperi,
Senyor de tots los creats!
Cert és aquest gran misteri
ser ací tots ajustats.

 

¡Oh, poder del Alto Imperio,
Señor de todos los creados!
Cierto es este gran misterio
ser aquí todos juntados.

Reunidos los apóstoles en torno a María, ésta muere y el niño que la representa es sustituido por la imagen de la Virgen de la Asunción en actitud yacente, con una mascarilla con los ojos cerrados sobre su rostro. Desde este instante centra la atención y la devoción de los ilicitanos. Tras un canto de veneración de los discípulos, desciende desde el cielo el Araceli que anuncian la futura resurrección de María:

Esposa e Mare de Déu
a nós, àngels, seguireu.
Seureu en cadira real
en lo regne celestial.

 

Esposa y Madre de Dios
a nos, ángeles, seguiréis.
Sentareis en silla real
en el reino celestial.

El Ángel Mayor del Araceli, también sacerdote, recoge el alma de María, simbolizada mediante una pequeña imagen, y la traslada al cielo. Con ello concluye la primera parte del Misterio.

 

La «Roà» y la procesión

 

Durante la noche que va del 14 al 15 de agosto la imagen de la Virgen queda expuesta en Santa María. Se inicia la llamada Roà, un velatorio comunitario y festivo consistente en recorrer con un cirio encendido en las manos las mismas calles por las que, en la mañana siguiente, transcurrirá la procesión de la Virgen. Se trata de un singular desfile, individual y totalmente espontáneo, constantemente renovado y que no se detiene en toda la noche, en la que los ilicitanos manifiestan su devoción a la Virgen, a la que veneran besándole los pies y en la que suelen cumplir las promesas hechas en momentos de angustia. A partir de las cuatro de la madrugada se inician las misas celebradas sobre el cadafal, ante la misma imagen de la Patrona de Elche.
En la mañana del 15 de agosto sale a la calle la Virgen llevada a hombros por los mismos cantores del Misterio. Preside el séquito San Pedro revestido con capa pluvial y participan numerosos ilicitanos, las camareras de la Virgen, el clero de Santa María, los miembros del Patronato del Misteri d’Elx y la Corporación municipal. A su regreso a Santa María, se celebra la Misa solemne de la festividad.

La festa

 

El mismo día 15 de agosto por la tarde tiene lugar la segunda parte del Misterio o Festa, iniciada también tras las solemnes Vísperas de la Asunción. Los preparativos del entierro de María son interrumpidos por unos judíos, que intentan apoderarse de su cuerpo:

Aquesta gran novetat
nos procura deshonor:
anem tots a pas cuitat,
no comportem tal error.

 

Esta gran novedad
nos procura deshonor:
vamos todos con celeridad,
no permitamos tal error.

Apóstoles y judíos luchan en el andador y cuando el primero de éstos intenta coger el cuerpo de María, queda milagrosamente paralizado. Arrepentidos y convertidos los judíos, imploran el bautismo, tras manifestar su creencia en que María es la Madre de Dios:

Nosaltres tots creem
que és la Mare del Fill de Déu.
Batejau-nos tots en breu,
que en tal fe viure volem.

 

Todos nosotros creemos
que es la Madre del Hijo Dios.
Bautizadnos en breve a todos,
que en tal fe vivir queremos.

Todos juntos realizan el entierro de la Virgen mediante una procesión que simula trasladar su cuerpo desde su casa hasta el valle de Josafat. Depositada en la sepultura abierta en el centro del escenario, el Araceli vuelve a bajar del cielo para unir de nuevo el alma al cuerpo sin vida. De esta manera se produce la resurrección de la Madre de Dios que inicia su Asunción a los cielos rodeada de ángeles.

 

En su ascenso es sorprendida por el apóstol Santo Tomás que pide perdón por su tardanza al estar predicando en la lejana India:

Prec-vos, Verge excel·lent,
Mare de Déu omnipotent.
Vós m’hajau per excusat
que les Índies m’han ocupat.

 

Ruégoos, Virgen excelente,
Madre de Dios omnipotente.
Vos me deis por excusado
que las Indias me han ocupado.

Finalmente, la Santísima Trinidad recibe a María a las puertas del cielo y el Padre Eterno, la corona como Reina de la creación:

Vós siau ben arribada
a reinar eternalment,
on tantost, de continent,
per Nós sereu coronada.

 

Vos seáis bien arribada
a reinar eternamente,
donde enseguida, inmediatamente,
por Nos seréis coronada.

Este instante representa el apoteosis final del Misterio resaltado con volteo de campanas, disparo de cohetes, un tutti del órgano y aplausos y «vivas» de cantores y espectadores. Es un momento en el que las devociones y las emociones brotan en todos los presentes. Todos salen del templo manifestando sus deseos, trasmitidos de generación en generación, de perpetuar la Festa de la Mare de Déu.

Las Salves de la Virgen

 

En la misma noche del 15 de agosto se procede a desmontar el escenario horizontal del Misterio y, al mismo tiempo, se levanta un pequeño tablado adosado al altar mayor de la Basílica. Sobre el mismo se sitúa el lecho de ébano y plata del siglo XVII, custodiado el resto del año en el Museo de la Virgen, y en el que se deposita de nuevo yacente la imagen de la Virgen. De esta forma permanece entre el 16 al 22 de agosto, la octava de la Asunción, recibiendo la veneración de los ilicitanos que acceden por unas escaleras laterales para besar sus pies reverentemente.

Verge Reina imperial,
sobre els àngels exaltada,
puix de nós sou advocada
delliurau-nos de tot mal.

 

Gran desig al vostre cor
del car Fill, Verge vingué,
quan al Paradís volgué
tresplantar-os, bella flor.
Tota d’amor celestial
vos sentireu infl amada,
puix de nós sou advocada…

 

Vostre Fill sens dilació
un arcàngel vos envia,
que us digué com al terç dia
ha de ser vostra Assumpció.
I una palma per senyal
vos portà d’esta jornada,
puix de nós sou advocada…

 

A l’instant, ab gran misteri
los apòstols congregà
i davant de Vós portà
lo poder de l’Alt Imperi.
Goig tinguéreu sens igual
sent de tots acompanyada,
puix de nós sou advocada…

 

Dels apòstols assistida
en un èxtasi d’amor,
sens perill e sens dolor
os quedareu adormida.
I a los cels en pompa real
fonch vostra ànima portada,
puix de nós sou advocada…

 

Vostre cos volgué furtar
dels jueus lo atreviment
i miraculosament,
no’l pogué jamai tocar.
Restant Vós ab succés tal
de tots, Verge, respectada
puix de nós sou advocada…

 

Lo sant cos, solemnement,
los apòstols sepeliren
i per tres dies oïren
cors de música plaent.
La capella angelical
en açò fonch empleada,
puix de nós sou advocada…

 

Al terç jorn als cels triunfant
en cos i ànima eus pujaren
on per Reina eus coronaren
Pare, Fill i Esperit Sant.
Goig dels tres sou eternal,
dels cels Reina sublimada,
puix de nós sou advocada…

 

A Vós en nostres tristors
venim Verge ab molta fe,
puix Vós sou tot nostron bé
e Mare de pecadors.
Oh, Princesa celestial,
Mare nostra venerada!
Puix de nós sou advocada,
delliurau-nos de tot mal.

Virgen Reina imperial,
sobre los ángeles exaltada,
pues sois nuestra abogada
libradnos de todo mal.

 

Gran deseo a vuestro corazón
del querido Hijo, Virgen, vino
cuando al Paraíso quiso
trasplantaros, bella flor.
Toda de amor celestial
os sentisteis inflamada,
pues sois nuestra abogada…

 

Vuestro Hijo, sin dilación,
un arcángel os envía
que os dijo como al tercer día
ha de ser vuestra Asunción.
Y una palma por señal
os trajo en esta jornada,
pues sois nuestra abogada…

 

Al momento, con gran misterio,
los apóstoles reunió
y trajo ante Vos
el poder del Alto Imperio.
Gozo tuvisteis sin igual
estando por todos acompañada,
pues sois nuestra abogada…

 

De los apóstoles asistida
en un éxtasis de amor,
sin peligro y sin dolor,
os quedasteis dormida.
Y a los cielos con pompa real
fue vuestra alma llevada,
pues sois nuestra abogada…

 

Vuestro cuerpo quiso hurtar
el atrevimiento de los judíos
y milagrosamente,
no lo pudo tocar jamás.
Quedando Vos con tal suceso
de todos, Virgen, respetada,
pues sois nuestra abogada…

 

El cuerpo santo, solemnemente,
los apóstoles sepultaron
y por tres días oyeron
coros de música agradable.
El coro angelical
en eso fue empleado,
pues sois nuestra abogada…

 

Al tercer día a los cielos triunfante
en cuerpo y alma os subieron
donde por Reina os coronaron
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Sois de los tres gozo eterno,
de los cielos Reina sublimada,
pues sois nuestra abogada…

 

A Vos en nuestras tristezas
venimos Virgen con mucha fe,
pues Vos sois todo nuestro bien
y Madre de los pecadores.
¡Oh, Princesa celestial,
Madre nuestra venerada!
Pues sois nuestra abogada,
libradnos de todo mal.

El último día del mes de agosto se solemniza también con una ceremonia especial: se reza un rosario ante la Virgen ya entronizada en su camarín. Después, un coro de la ciudad entona una Salve y, finalmente, desde el campanario del templo se lanza una palmera de fuegos artificiales que pone punto y final al mes de la Festa.
Los años acabados en número par tienen lugar también unas representaciones extraordinarias del Misterio de Elche en conmemoración de la proclamación del dogma de la Asunción por el Papa Pío XII, en 1950. Así, en los días 29 y 30 de octubre se escenifican sendos Ensayos Generales. Y el día 1 de noviembre, las dos partes del Misterio: la Vespra, por la mañana, seguida de la procesión por las calles de la ciudad y la Misa solemne, y la Festa, por la tarde.