Torre

Las campanas son la voz de la Basílica. Con sus tonos distintos, majestuosos o alegres, agudos o graves, nos anuncian los acontecimientos de la parroquia: el Angelus, las llamadas a las Eucaristías, la defunción de un miembro de la comunidad, la entrada del Obispo o de un nuevo párroco. Y, especialmente, las grandes festividades: las procesiones, el Gloria del Sábado Santo, la coronación de la Virgen… Nuestras campanas están íntimamente relacionadas con la Madre de Cristo: mientras la más pequeña saluda «¡Ave María!», la mayor exclama solemne «¡María ha subido al cielo, se alegran los ángeles!»

La torre campanario de la Basílica se levantó como edificio anexo a la iglesia quedando perfectamente ensamblada con la misma. Tiene su acceso independiente mediante una pequeña puerta situada, como hemos visto, en la plaza de Santa María y desde el interior del templo también puede accederse desde el baptisterio, desde la tribuna de esta misma capilla y desde su terraza superior. La subida se realiza mediante una escalera de caracol hasta el lugar donde están colocadas las campanas y otra pequeña escalera de madera hasta la terraza superior. En total es preciso subir ciento setenta escalones. En el ascenso encontramos dos pequeñas estancias que sirven de descanso y que son las habitaciones que antiguamente ocupaba el campanero y su familia. En las mismas se han colocado una serie de paneles con fotografías y textos que nos introducen en la historia y en la realidad de la Basílica.
En la parte superior de la torre se hallan las cuatro campanas de Santa María. De menor a mayor son las siguientes: al norte, la campana llamada Ave María que es la de menor tamaño, aunque la de mayor antigüedad; fue realizada en 1654 por el maestro campanero Luis Aries, por orden del fabriquero Juan Caro, según consta en la inscripción existente en la misma campana. Pesa 238 Kg. y tiene un diámetro de 68 cm.
Al este hallamos la campana María Bárbara que, construida originalmente en el siglo XVIII, fue refundida en 1984, tras romperse durante las representaciones del Misterio de Elche. Su nueva inscripción hace referencia al II Centenario de la Consagración de la Basílica, celebrado en dicho año, y a la empresa que realizó la reconstrucción: Salvador Manclús, de Valencia. Pesa 408 Kg y tiene un diámetro de 89 cm.
Al sur se sitúa la campana llamada del Dijuny o del Ayuno que presenta una inscripción latina inspirada en el evangelio (Mt 6, 16) que puede traducirse como «Guárdate de hacer ayunos como un hipócrita». Fue construida en 1719, pesa 900 Kg y su diámetro es de 106 cm.
Finalmente, la campana mayor, situada al oeste de la torre, es la llamada María de la Asunción, también de 1719. Su inscripción latina indica: «Asunta es María al cielo, se alegran los ángeles». Su peso es de 1.172 Kg y su diámetro de 122 cm.

En la parte superior de la estancia de las campanas se conserva también la antigua matraca de la iglesia, instrumento de madera en forma de cruz con mazos que al ser accionado produce un sonido sordo. Era usada para llamar a los fieles a los oficios de la Semana Santa cuando estaba prohibido el uso de las campanas como señal de duelo.
Desde la terraza superior del campanario, a treinta siete metros de altura, convertida en un extraordinario mirador equipado con dos catalejos, contemplamos una espléndida panorámica de la ciudad, con los huertos de palmeras que la rodean y con una vista que alcanza hasta el cercano mar Mediterráneo. Hay que recordar que estos huertos de palmeras fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 30 de noviembre de 2000.
En la visita que realizó el 16 de marzo de 1871 el rey Amadeo I a Elche quedó tan impresionado de la visión que tuvo desde este lugar que le concedió el título de ciudad, como confirmó unos días después en el decreto correspondiente: «Atendiendo a los deseos manifestados por el Ayuntamiento constitucional de la villa de Elche en sentida instancia de perpetuar de un modo solemne la memoria de mi visita a población tan ilustre por sus hechos gloriosos, que le valieron justas inmunidades y franquicias como próspera e importante […] la villa de Elche, en la provincia de Alicante, llevará desde hoy el título de Ciudad con el mismo nombre».
También desde esta terraza superior del campanario es lanzada en la medianoche del 13 de agosto, la llamada palmera de la Virgen que culmina la Nit de l’Albà. Tras ella, con las campanas al vuelo, se enciende también una silueta en fuego de la Virgen de la Asunción que por unos instantes concentra las miradas y las oraciones de todos los ilicitanos.
En su origen este campanario estuvo rematado mediante un gran chapitel de madera culminado con una veleta en forma de figura humana o giraldo que, al decir de las crónicas, era visible desde varias leguas de distancia. Desgraciadamente, en la Nochebuena de 1792, que fue especialmente fría y ventosa, un brasero encendido por el campanero originó un incendio fortuito que destruyó dicho chapitel y éste no volvió a ser reconstruido. La torre quedó sin remate hasta 1864 en que el cura párroco del momento, el Rvdo. Pedro Rocamora (1832-1925), que posteriormente fue obispo de Tortosa, construyó la barandilla que hoy conocemos.