Santa María expresa por sí sola los valores que en ella se celebran, la dignidad de la comunidad sacerdotal, la presencia de Cristo, la importancia de la Palabra de Dios, las realidades trascendentes que tienen lugar en ella en los cultos diarios. Su misma disposición de espacios y elementos artísticos evocan el misterio. Como señala el ritual de dedicación de un templo, «esta casa es un signo peculiar de la Iglesia que peregrina en la tierra e imagen de la Iglesia celestial».
Santa María presenta planta de cruz latina y a ambos lados de su nave central, con bóveda de medio punto, se observan cuatro capillas laterales entre contrafuertes perforados. Sobre dichas capillas se abren las tribunas o balcones enmarcados con molduras vegetales.
Bajo el corredor de la puerta Mayor, a ambos lados de la misma, se descubren dos escudos esculpidos en piedra: el de la familia Caro, con un brazo empuñando un puñal, y el de los Malla, con una tupida red. Estos escudos señalaban los altares pertenecientes a ambos linajes, con sus correspondientes sepulturas, hoy ocultas bajo el piso de mármol. En la base del pilar situado junto al escudo de los Caro existe una lápida de mármol que recuerda el lugar en que fue colocada la primera piedra de la actual iglesia: «El día 2 de julio del año 1673, fiesta de la Visitación de Ntra. Sra. a Santa Isabel, tuvo lugar la colocación de la primera piedra de este templo de Santa María en la base de este pilar. Esta piedra está marcada con 5 cruces, una en cada ángulo y otra en el centro. Fue bendecida por mosén Laureano Ruiz y bajada a la zanja por D. Carlos Ortiz, D. Hilarión Sempere y D. Pedro Soler de Cornellá, gobernador de este marquesado, y su teniente, D. Melchor Antonio Perpiñán, los cuales la sentaron en su sitio. La aguja y monograma con la cruz fue colocada en lo alto de la media naranja entre las 4 y las 5 de la tarde del día 19 de setiembre del año 1727. El cronista. José María Peral Castell, donante de esta lápida en el mes de setiembre de 1970».
En este mismo lugar se expone un lienzo de grandes dimensiones, firmado por Castexón (s. XVII). Representa la Adoración de los Reyes Magos con una puesta en escena de gran efectismo teatral, tanto en los paisajes que sirven de escenario, como en el largo cortejo real. Bajo el escudo de la familia Malla, otro lienzo nos muestra la escena del bautismo de Jesús (Luis Ximénez, 2003). Tanto en los muros de los pies de la nave como en las pilastras laterales se aprecian nueve cruces –hay otras tres en el deambulatorio- de color rojo, encerradas en un círculo e iluminadas con un candelero. Son las cruces de la consagración del templo, ceremonia ofi ciada por el obispo de la diócesis el 3 de octubre de 1784.