El Museo de la Virgen de la Asunción, Patrona de Elche, que fue bendecido el 1 de agosto de 2008 por el obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante Rafael Palmero Ramos, nos cuenta a través de piezas escultóricas, pictóricas, de orfebrería y textiles, datadas entre los siglos XVI y XX, la historia de la Virgen María y la historia de la imagen de la Patrona de la ciudad. Destacan algunos elementos utilizados por la figura ilicitana durante la celebración del Misterio de Elche.
Los primeros años de la vida de la Virgen y su relación con su hijo Jesús se narran con tallas como la de San Joaquín y la Virgen niña, del siglo XVIII, la Virgen del Rosario del XVII, una Sagrada Familia, atribuida al escultor Roque López, discípulo de Salzillo, o un crucifijo de marfil del siglo XVII.
Según la tradición cristiana, recogida en el drama asuncionista ilicitano, María vivió en Jerusalén sus últimos años. Allí murió asistida por los apóstoles, pero fue resucitada y subió al cielo en cuerpo y alma, donde fue coronada por la Santísima Trinidad como Reina de la Creación. Un relicario de la Virgen y los apóstoles, una pequeña Dormición de María y el estandarte de la Patrona, bordado en seda y plata, todos del siglo XVIII, ilustran este apartado.
La devoción hacia la Asunción de María fue introducida en nuestras tierras por Jaime I el Conquistador. La tradición local, como hemos visto, cuenta que en 1370 llegó a una de las playas de Elche un arca en cuyo interior se encontró la imagen de la Virgen y la consueta del Misterio. Así lo vemos en dos óleos de finales del siglo XIX que recogen esta tradición local; son obra del pintor ilicitano Fernando Antón, que a su vez copian los que existían en el camarín de la Virgen hasta 1936 y que habían sido pintados por Antonio de Villanueva en 1778.
La imagen encontrada fue entronizada en la ermita de San Sebastián donde tuvo su sede la Cofradía encargada de potenciar sus cultos. En 1648 se trasladó definitivamente a la iglesia de Santa María. Un relicario del mártir San Sebastián, dos impresos del seiscientos relacionados con la Cofradía de la Asunción y el documento más antiguo que hace referencia al Misterio, el testamento sobre pergamino de Isabel Caro, fechado en 1523, nos remontan a esta antigua época.
Entre 1673 y 1784 se levantó la actual Basílica en cuyo camarín central es venerada la figura de la Patrona. La devoción de los ilicitanos ha dado lugar a lo largo de los siglos a numerosas donaciones. Mantos y vestiduras, coronas y joyas, muebles e inmuebles forman el rico patrimonio de la Virgen de Elche. Por ejemplo, el manto azul para la fiesta de la Inmaculada Concepción y el morado para las rogativas, que fueron traídos desde Roma por el obispo Despuig y Dameto en 1795. O el manto «de las Conchas», diseñado por Pedro Ibarra en 1917 para la fiesta de la Venida. O el bordado por las religiosas Clarisas de Elche en 1931. También se exponen diferentes condecoraciones datadas entre las primera mitad del siglo XIX y la segunda del XX, procedentes de diversas donaciones de nobles y militares, entre ellas las de Mariano Roca de Togores, marqués de Molins (1812-1889).